El topo Gruñidor

Encomienda de Von Glaubitz contra Segadores de Tundra de Oleg

Publicado el 2025-04-07

Escrito por Zambaumi

Foto noticia

Escenario: Ocupar

Hay un lugar en la ciudad en el que el sagrado martillo de Sigmar imprimo un amplio surco que hace una línea casi recta. Las ruinas de los edificios afectados están completamente impregnadas de polvo y minúsculos fragmentos de piedra bruja, hasta el punto de desprender un brillo verdoso en todo momento. Constituyen una inagotable fuente de ese mágico material, aunque su obtención necesita trabajo y tiempo.

Este fue el lugar que elegí explorar aquella mañana, pese a que se encuentra muy dentro de la ciudad y muy cerca de El Pozo. Esta vez tuvimos la precaución de ir agrupados, lo que resulto ser una buena decisión, ya que nos topamos de manos a boca, con una banda de gentes del norte que al parecer habían decidido ir también para allá.

Casi sin necesidad de ordenarlo mis tres tiradores ocuparon posiciones ventajosas: Jeremías con su ballesta en lo alto de un edificio hacia mi derecha, un arquero, también en posición elevada en otro edificio ,y el tercero tras un apilamiento de muebles viejos en la calle; el resto de nosotros avanzamos con decisión y ocupamos tres de los brillantes edificios que teníamos cerca, el Padre Atanasio y yo los restos de una gran mansión justo delante de nosotros, los dos mártires y un espadachín una arcada ceremonial a nuestra derecha ,y el otro espadachín, acompañado del último de los perros que quedaban en mi jauría ,se lanzó hacia los restos de una chimenea y un arruinado lienzo de pared, a nuestra izquierda.

En seguida se desencadenaron las hostilidades, pues los paganos avanzaron también decididamente hacia los edificios. El encuentro se convirtió en una serie de combates individualizados donde el intercambio de golpes provocaba que la suerte oscilara de uno a otro grupo a cada segundo.

En el flanco izquierdo el perro se encargó, prácticamente solo, pues el espadachín fue derribado por un disparo, de contener a dos de los paganos que pretendían hacerse con el control de ese flanco; aguanto el tiempo suficiente, antes de ser dejado fuera de combate, para que el espadachín se recuperara y ayudado por uno de los arqueros mantuviera en disputa la situación en aquella parte del campo de batalla.

Simultáneamente, en la ruinosa mansión del centro, el Padre Atanasio se enfrento a un joven norteño que insolentemente pretendía disputarnos el control del edificio. Cuando corría en su ayuda, vi, a mi derecha, que el capitán de los Kislevitas y uno de sus guerreros corrían osadamente por el pasillo formado entre la mansión y el arco ceremonial. Me detuve un instante a descargar mi pistola contra él, pero falle. Se inicio allí abajo un reñido combate entre los paganos y dos de mis hombres, uno de los mártires y uno de los espadachines, que intercambiaban golpes y fintas con suerte cambiante; el espadachín resulto derribado por su capitán, que muy pocos instantes después fue derribado a su vez por un virote disparado por JEREMIAS desde su posición de tiro.

Procedente de la izquierda se escuchó un gemido y un grito de triunfo; mi arquero en un disparo de altísima precisión había alcanzado a uno de los arcabuceros enemigos dejándolo fuera de combate.

Mientras todo esto ocurría, el Padre Atanasius había dado buena cuenta de su joven enemigo, llegando yo solo con el tiempo justo para acabar de rematarlo dejándolo fuera de combate igualmente.

Debajo de la arcada ceremonial uno de los norteños derribó al primero de mis flagelantes, pero casi de inmediato, el segundo de mis hombres se abalanzo sobre su agresor con su mayal y de un solo golpe le dejo fuera de combate.

En aquel momento la batalla parecía inclinarse a mi favor, pues dominaba al menos la mitad central del campo de batalla y había infligido un numero importante de bajas al enemigo, pero su resultado aun distaba mucho de estar decidido; no obstante, el capitán Kislevitas grito una orden con su voz gutural y los del norte se retiraron recogiendo a sus compañeros caídosrados.

¡¡VICTORIA¡¡ quedamos dueños del campo de batalla y del botín

Acopiamos una buena cantidad de piedra bruja, que tras su vente nos reportó un beneficio de 60 coronas, una vez deducidos todos los gastos. Encontramos a nuestro perro que se recupera rápida y satisfactoriamente.

Rebuscando con premura, pues se acercaba el atardecer el campo de batalla, nos encontramos con un enloquecido VAGABUNDO (beneficio doble 4) que tras ser interrogado nos proporcionó valiosos conocimientos sobre donde recolectar piedra bruja.

Este combate ha sido un importante hito para la Encomienda. Gracias a los abundantes fondos recolectados, mi gente ha podido alimentarse mejor, y se hace visible entre mis arqueros y espadachines una mejor condición física (aumento de experiencia que les proporciono +1 a Fuerza). También los flagelantes manejan con mayor soltura sus pesados mayales lo que les da un plus de letalidad (aumento de experiencia que les proporciono +1 a Habilidad de Armas).

¡Magnifica jornada aquella ¡, aún estoy pensando que mejoras de reclutamiento y equipo introducir en la encomienda con esta merecida prosperidad económica (he logrado reunir 117 coronas).

Ficha actualizada de Encomienda de Von Glaubitz: Hoja